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La mujer y los Diablos de Yare

el rol de la mujer dentro de los diablos de yare es diferente, ellas no pueden bailar libremente.
El rol de la mujer y el hombre fue el mismo en los inicios de la manifestación.

El rol de la mujer dentro de los diablos de yare es fundamental, aunque no el mismo que el del hombre, sobre ella cae la responsabilidad del buen desarrollo de la manifestación los días miércoles y jueves de corpus christi. Se encarga de organizar y encargarse que no se mezclen los niños con los adultos durante la danza, recordando que esta es de libres y fuertes movimientos donde podría haber algún accidente, organizar la diablada al momento de la comida manteniendo el orden y dándole prioridad a la niños y adultos mayores, organizar la procesión y en fin encargarse de que la planificación salga según lo estipulado por la directiva.

Al igual que el hombre, las mujeres tiene su orden jerárquico dentro de la cofradía de los diablos de Yare:

  • Primera Capataz / Segunda Capataz / Tercera Capataz
  • 5 Arreadoras
  • 10 Asistentes de arreadoras
  • El resto son promeseras rasas .

Las capataces se viste todas de rojo, una costumbre que inicio María Monasterios en 1911, las arreadoras se visten con falda roja y camisa blanca que lleva un distintivo en una de sus mangas para identificarlas como tal y el resto de las promeseras se viste igualmente con falda roja y camisa blanca, pero sin el distintivo.

Tenemos que recordar que la historia de la mujer y los diablos de Yare viene desde mucho antes de llegar al pueblo de San Francisco de Yare debido a que todo comienza en las haciendas ubicadas en la ciudad de Caracas luego de la llegada de los primeros esclavos por el siglo VX. Ya para finales del siglo VXI se comienza a pagar la promesa del Corpus Christi y es ahí en sus comienzos cuando el obispo Diego Baños y Sotomayor prohíbe las danzas de mulatas e indias por cuanto la presencia de negras, mulatas e indias perturban e inquietan la devoción por considerarlas una provocación a instinto sexual del hombre.

Cayetana Valdez, 1947 foto: Gonzalo Plaza

En 1911 aproximadamente María Monasterios (capataz mujer) retoma la danza de la mujer dentro de la cofradía cuando exclama que ella hizo la promesa al santísimo Sacramento para danzar, hecho que marca el inicio de la integración del sexo femenino dentro de la cofradía ya que hasta ese entonces eran solo un grupo de hombres los que la conformaban y casi o ninguna mujer, luego de Monasterios se da una sucesión que llega hasta aproximadamente 1984 donde la mujer capataz paga su promesa con su máscara y vestido danzando por el pueblo de Yare. Este nuevo periodo de la mujer danzando dentro de la cofradía fue seguido por tres capataces, Cayetana Valdez desde 1927, Simona Palma 1953 y por último Petra Rafaela González desde 1976 hasta 1984/86 quien fue la última capataz en bailar.

Hay dos escenarios donde la mujer cofrade sigue danzando el día de corpus Christi en Yare, el primero es donde ella solicita permiso a la directiva de la cofradía y puede hacerlo en altares específicos con una máscara prestada por los hombres y el otro escenario es aquel donde la mujer danza vestida de hombre con su mascara todo el día sin ningún tipo de permiso especial, solo porque ella así lo desea y su promesa fue hecha así, para danzar en igual de condiciones que el resto de los promeseros. Es bueno resaltar que no hay ningún tipo de impedimento dentro de las normativas de la cofradía para que la mujer baile libremente si así lo desea, es una norma no escrita por así decirlo que se quedó impuesta en el tiempo.

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